domingo, 21 de marzo de 2010

ÁNGEL Y EL HADA QUE NO SABÍA VOLAR

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ÁNGEL Y EL HADA QUE NO SABÍA VOLAR

Era Navidad y el pequeño Ángel pasaba las fiestas con sus padres en la ciudad de París,ellos le habían llevado hasta allí por una semana, él estaba tan contento y emocionado por estar en esa ciudad tan hermosa que no podía dormir.
-Un ruido como si alguien llorase le llamo la atención, Ángel se levando y corrió hacia la ventana de aquel viejo hotel y cual fue su sorpresa cuando vio en el suelo una pequeña hada llorando.
-¿Que te ocurre porque lloras le pregunto el niño? no se volar, respondió la pequeña hada, no te preocupes le contesto Ángel yo te enseñare.
-Ángel cogió al hada y la metió en uno de los cagones de su ropa. dejo el cajón un poco abierto para que pudiera respirar y fue corriendo a buscar unas chocolatinas que había comprado para dárselas a el hada.
-Yo tengo una amiga hada como tu que vive en el bosque,¿Quieres tu también ser mi amiga? le pregunto el niño a la pequeña hadita, si le contesto.
-Cada mañana Ángel se levantaba algo más temprano que sus padres y cogía con cuidado a su mágica amiga y con las manos la impulsaba hacia arriba, momentos antes de hacer esto había colocado algunos cojines en el suelo de su habitación para evitar que se hiciera daño al caer, lo cual causaba extrañeza en su madre cada vez que iba a verlo.
-De repente Ángel se dio la vuelta y encontró frente a él a cinco hadas más que lo miraba muy enfadadas señalando a su pequeña amiga.
-Como has podido mostrarte ante este humano le decían, no os preocupes respondía la joven hada, es mi amigo.
-Ángel sonrió y les dijo, no voy a haceros daño yo tengo una amiga como vosotras en el bosque donde vive mi abuelo.
-Las hadas se miraron entre si, y aunque desconfiaban le permitieron ser su amigo,
él se ha ofrecido a ayudarme a volar, le contaba el hadita.
-Sólo quedaban dos días para que Ángel tuviera que irse, pero él estaba empeñado en que su pequeña amiga aprendiera a volar y fingió un dolor de estomago para no salir de su habitación y así poder ayudar a su hadita.
-Una y otra vez el niño la impulsaba con sus manos hacia arriba, para que ella cogiera fuerzas y así pudiera volar.
-La noche antes de irse Ángel seguía en su empeño por ayudar a su joven amiga, entonces entro su padre para darle el beso de buenas noches y el niño le pregunto.
-¿Papa como puedo ayudar a una amiga para que consiga volar? El padre sonrió y le dijo, si deseas algo con tu corazón y cierras los ojos podrás conseguirlo todo.
-Gracias Papa eso haré le respondió el niño, y cuando salió de la habitación le pidió a el hada que hiciera lo que había dicho su Padre, su joven amiga cerro los ojos y deseo con todo su corazón poder volar, Ángel la impulso hacia arriba con sus manos y por fin lo consiguió.
-A la mañana siguiente el niño se despidió de su pequeña amiga y de la mágica ciudad en la que había vivido otra maravillosa aventura.

ROSA PÉREZ REPULLO
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sábado, 30 de enero de 2010

Los amigos de Ángel


LOS AMIGOS DE ÁNGEL


Ángel era un niño de siete años con cuatro amigos muy especiales: un elfo de la luz, que vivía en el bosque, una sirena llamada Susan, la salamandra, que era la que tenía más valor del grupo y por último la más atrevida, que siempre se estaba metiendo en líos: un hada de tierra. Los cinco se pasaban las tardes imaginando aventuras y jugando, hasta que una mañana, Ángel desapareció. Nadie sabía dónde podría estar.
Sus amigos se reunieron para ir a buscarle. Al cabo de unas horas lo encontraron en el fondo de un pozo, intentaron sacarle, pero al no poder pensaron que lo mejor sería ir a buscar a su abuelo para que los ayudase.
Fueron hasta un río donde él estaba pescando. La sirena se acercó al bote y le dijo:
- Ven al bosque, Ángel se ha caído a un pozo
Él no le hizo mucho caso a lo que había visto, pensó que era producto de su imaginación, por lo que el elfo desesperado se le apareció para pedirle ayuda.
Incrédulo frente a lo que estaba viendo, volvió a la orilla. Una vez ahí el hada de tierra le pidió que le acompañase. Asustado salió corriendo, en la cabaña encendió la chimenea y cuando se dio la vuelta vio a la la salamandra.
Ella le dijo:
- No temas, tienes que ayudarnos tu nieto está en peligro.
El abuelo muy preocupado llamó y buscó a su nieto por la cabaña, y cuando iba a salir en la puerta le estaban esperando el hada, el elfo y la salamandra. Los tres le suplicaban que los siguiera y así lo hizo.
Después de varias horas de andar por el bosque llegaron hasta un viejo pozo cerca de un río. Desde hay contemplaba la sirena como ayudaban al pequeño niño.
Por fin el abuelo lo vio y consiguió sacarle de aquel pozo. Ya más tranquilos, el abuelo del niño le preguntó que quién eran todos esos seres y él le respondió:
- Son mis amigos del bosque.


ROSA PÉREZ REPULLO



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